(Plantado por: UNSERVIDOR)
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La señora de Kirchner calificó hace unas horas de "yuyal" a la Reserva Ecológica Costanera Sur. La señora se equivoca. La señora habla porque puede y quiere, pero no porque sepa. Al menos, de botánica, conservación y ecosistemas, no sabe absolutamente nada. La Naturaleza no es decoración ni se cambia como una cartera. Pero la señora se avergüenza de lo nativo y aspira a lo extranjero. Ella mismo lo mostró con estas declaraciones.
Argentina pagó bastante la ignorancia de gobiernos conservadores que trataron a lo autóctono como maleza. La Reserva viene pagando caro el abandono por parte del Gobierno de la Ciudad. Pero no porque no la convierta en un parque de pinos y álamos exóticos, si no porque se la descuida, se olvida su función, se dejan secar sus lagunas cuando podría llenarse la primera con agua de napas subterráneas (que impidan además el ingreso de animales destructivos y personas por la noche), la segunda con agua del río y las restantes con las lluvias. Esto devolvería especies que han huído y que se sentían bien en el ambiente natural. Porque la reserva preserva. No es parquización artificial si no naturaleza espontánea.
Sus incontables especies de aves no se juntaron allí gratuitamente. Muchísimas de ellas no están en los bosques de Palermo, por ejemplo. Algunas se alimentan de lo que ofrece dicho ambiente, tanto de vegetación como de insectos que viven desde hace miles de años de la misma. Y a los que no les da igual cualquier especie. Hay mariposas que sólo se alimentan de ciertas plantas, obviamente nativas. Y Buenos Aires tuvo su propia vegetación ribereña que fue evolucionando con interrelaciones muy específicas. Y Buenos Aires fue también pastizal, una "pampa" única en el mundo, que fue destruída casi por completo cuando arrasó el "Progreso" sobre la llamada "Barbarie" de la mano de gobiernos supuestamente rechazados por el actual.
A quien lea esto, pido disculpas por mi indignación. Sé que acá abajo somos muchos, pero me enfurece que en el Poder -municipal o nacional- no parezca haber nadie con amor por su suelo.
Y me enerva que, sin saber nada de medicina, decidan de pronto operarnos, sólo porque tienen el bisturí.
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