Noticias de Ecoportal

ADNmundo - Medio Ambiente

miércoles, 18 de junio de 2008

APilar convicciones

(Plantado por: ANDRE)
.
Frecuentemente visito reservas urbanas. Son lugares únicos. Lugares donde la naturaleza goza de ciertos privilegios, como por ejemplo, manifestarse sin presiones. Quizás no sean paisajes "paradisiacos". No al menos para lo que el inconciente colectivo marca como paraíso. El pasto no está cortadito y las hojas no están sanitas.....por suerte. Para el observador de aves, para el entomólogo amateur, para el amante de la flora, existirían pocas posibilidades de ejercer esos hobbies si no fuera por ellas.
La Reserva Natural del Pilar existe gracias a dos mujeres (locas, según su propia definición) que tuvieron la peregrina idea de utilizar tierras fiscales (que el municipio de Pilar utilizaba como basurero al aire libre) para preservar 300 HA de flora y fauna.
No les fue fácil: consiguieron donaciones, sufrieron boicots......consiguieron reconocimiento municipal, sufrieron amenazas....consiguieron el apoyo de algunos vecinos, sufrieron el desinterés de otros vecinos.......en esta extraña esquizofrenia humana que impulsa a condenar el remanido calentamiento global y al mismo tiempo, despreciar el trabajo y la energía de personas que efectivamente hacen algo por la preservación del ambiente. De todas formas, no os preocupéis: ellas no se inmutan y siguen con tesón su objetivo conservacionista.
Una de las principales amenazas ambientales que tiene la reserva es la presencia de flora exótica, con mayor influencia de "Acacia negra" (Gleditsia triacanthos), un árbol originario del centro de Norteamérica, importado hace tiempo por renombrados e inconcientes paisajistas. Terriblemente invasora, en poco tiempo ha convertido las márgenes del Rio Luján en bosques espinosos donde nada, que no sea ella, crece. Sus enormes vainas son apetecidas por el ganado, lo que ha contribuido a su dispersión. Sin embargo, la acacia está perdiendo la batalla: allí están ellas y sus colaboradores con hachas y cuchillos, logrando, anillado mediante, el lento pero seguro retorno de la selva marginal. Donde ya la acacia pierde influencia, alejándose del río, Graciela y Lili han tenido el privilegio de descubrir un bosquecito de sarandí colorado (Cephalantus glabratus), una especie nativa pero sumamente rara de encontrar en esa concentración.
Se imaginarán que la acacia no es el único problema: allí no falta la contaminación de las industrias vecinas, pastera incluída. No hace mucho, decenas de peces, boqueando por la falta de oxígeno, fueron transportados por voluntarios en botes río abajo, para ser liberados en aguas menos contaminadas. La presencia de cazadores furtivos es frecuente, siendo sus presas: mulitas, comadrejas, lagartos, gato del pajonal, coipos, lobito de río, etc.
Pero la naturaleza original vuelve a abrirse camino y donde se abandonaron escombros de la urbe en expansión, florece ahora un tupido bosque de tala (Celtis ehrenbergiana; sinónimo: Celtis tala), a cuyo refugio se alargan las mateadas. Mateadas que, sumadas a la calidez de "su" gente, y a la oportunidad de ayudar al restablecimiento de la biodiversidad, hacen que la Reserva Natural del Pilar se convierta en una salida más que placentera en estos agitados, estresados y alienantes......tiempos modernos.

domingo, 8 de junio de 2008

Monarquía en naranja y negro

.
Si nos dejásemos llevar por el influjo de su nombre, podríamos decir que la soberana de las mariposas bonaerenses es la Monarca (Danaus plexippus erippus). Justo sería decir que comparte la soberanía con nuestra ya mencionada Espejitos, ya que son las dos más vistas por estos lares.
La Monarca, además de frecuente, es muy bella y con un vuelo ondulante que nos deja apreciar el diseño y color de sus alas. Es famosa y muy nombrada, por ser estrella en varios documentales extranjeros, donde se muestran sus dotes viajeras. La especie que vemos por aquí no migra, así que podemos disfrutarla hasta ya bastante entrado el otoño. Acá aclaro que muchos lepidópteros pasan las temporadas frías en etapa de crisálida, ya que en su faz adulta pocas resistirían el frío.
Como decíamos anteriormente, cada especie de lepidóptero (categoría que abarca mariposas diurnas y nocturnas) tiene su planta hospedadora o nutricia. La monarca en su faz de oruga se alimenta de varias plantas de la flia. Asclepiadáceas.
Las plantas de esa familia más comunes de ver por Buenos Aires son la "Bandera española" (Asclepias curassavica) y el "Tasi" (Araujia sericifera). La primera es bastante frecuente en jardines y la segunda, crece feliz en los alambrados de baldíos, de estaciones de tren, en los cercos de las autopistas, etc. Es una trepadora con flores blancas perfumadas, cuya característica más notable son sus grandes frutos ovalados semejando una palta.
Las plantas de esta familia tienen unas substancias, llamadas cardenólidos, que son compuestos tóxicos para el corazón. Las orugas de la monarca desarrollan toxicidad en el exo-esqueleto, gracias a estas substancias. Por lo tanto, son bastantes nocivas para aves y otros insectos. Como es de suponerse, muchos ya han desarrollado defensas contra la toxicidad de las orugas (por ejemplo, comerse sólo la parte de adentro y no tocar su piel). El mismo color de estos bichos, amarillo y negro, avisa de su peligrosidad. En la naturaleza, los colores fuertes, como el amarillo, el rojo y el negro, indican: tengan cuidado conmigo! Si se ponen a pensar, los mismos colores hemos utilizado los seres humanos en cartelería y símbolos, para expresar lo mismo: peligro.
La oruga se alimenta vorazmente de hojas, tallos, flores y fruto de la planta. Cuando completa su total desarrollo, se "baja" de la planta y camina hasta encontrar una superficie vertical donde instalarse. Allí hace su crisálida, que es verde con un hilo dorado. Durante días, todos sus órganos se licúan hasta formar nuevas estructuras, las que les permiten volar y libar néctar. La toxicidad sin embargo, sobrevive en sus cuerpos de adultos.
Es muy fácil conseguir que ellas nos visiten, basta con tener en casa un tasi o una bandera española y podremos verlas entonces poniendo sus huevos allí. Sólo hay que tener en cuenta que la oruga es bastante caminadora cuando busca donde colgarse, y puede pasar que las pisemos sin querer. Y para comprobarlo, fijense adonde encontré a esta monarca recién salida de su crisálida: colgada del techo. Suelen quedarse boca arriba bastante tiempo hasta que están secas por completo y entonces pueden volar.
De adulta, se alilmenta de unas cuantas plantas que son nectaríferas, entre ellas: lantanas, chilcas, chilca de olor, verbenas..... todas éstas complementaran nuestra oferta si pretendemos disfrutarlas más a menudo.